miércoles, 10 de abril de 2013

Que nada te arranque nunca la sonrisa





Un simple árbol. Ese mismo árbol en el que te resguardas de la lluvia. Ese mismo árbol que transmite una cosa diferente dependiendo de la época en la que nos encontremos y que, probablemente, nos consiga cambiar el ánimo al verlo florecer. Ese simple árbol bajo el que te diste tu primer beso, bajo el que soñaste. Bajo el que viviste momentos de pasión, de recreo, de asiento, de descanso... Ese árbol que significó algo para tí no puede ser un simple árbol, aunque para los demás si lo sea.



Ese sendero. El que tanto recorres para ir a casa cada día. Ese sendero que te ayuda a pensar en tus cosas, a desconectar. Ese sendero donde conociste gente, compartiste vivencias y momentos. Camino de paz o de ajetreo, de idas o de venidas. Camino en definitiva. Tu camino.



¿Qué me decís de esa bicicleta? Esa bicicleta que va contigo cada verano. Que te acompaña en cada una de las aventuras que te suceden con tus amigos. Quizá también vaya contigo a trabajar, quizá nunca hayas usado una. Pero, aunque a los demás no le importe nada, no deja de ser tu bicicleta. Hay algo que te une a ella.



¿Qué me decís de ese pueblo? A la mayoría de la humanidad probablemente importe poco. Pero a tí te importa. Te importa porque es uno de los motivos de tu felicidad. Tal vez sea por sus gentes, por todo lo que te une a él, por sus fiestas, por su belleza, por su tranquilidad... Se trata de algo que sientes como tuyo y que nunca, nunca, nunca, quieres dejar escapar.


Esa persona que, sin quererlo, acaba formando parte de tu vida y se convierte en un apoyo importantísimo. Quizá no estéis predestinados, quizá sí. Quizá al resto de la gente importe más bien poco este hecho. Pero tú eres feliz, estás a gusto, y eso, señores. Eso es lo que importa.



¿Ese muro que todos tenemos y no nos atrevemos muchas veces a cruzar? ¿Qué opináis? ¿Nos arrodillamos ante él y dejamos de luchar por nuestros ideales, o simplemente lo saltamos aceptando que esta vida está llena de baches que hemos de solventar para vivir felices?

No sé si he desviado la temática de la entrada con tanta fotografía (de mi amiga Rocío que es una gran artista, desde aquí le doy las gracias). Mi intención es haceros ver que, pese a que para los demás existan ciertos aspectos de nuestra personalidad, de nuestra cultura, de nuestros modos de vida y nuestras relaciones personales... que no gocen de su aprobación o interés, todo lo que a nosotros nos preocupe o para nosotros tenga importancia es digno de valorar.

No debe importarnos que para otro nuestro pueblo, nuestros amigos, nuestra ciudad... No sea lo mejor del mundo, y objetivamente no lo será. Pero qué problema hay en sentirnos bien con lo que tenemos, en buscar lo mejor de nuestro alrededor y hacerlo nuestro. En creer que nos ha tocado la lotería con todo lo que nos rodea. En definitiva, sentirse afortunados por lo que tenemos y aceptar que, aunque a los demás les importe más bien poco, para tí no hay nada que te haga más feliz que esos pequeños detalles. Esas pequeñas cosas que tantos pasan por alto y tú das importancia.

Sobre todo, esos pequeños muros que debemos saltar para conseguir ser felices. No tengas miedo, porque no hay nadie que va a saltarlos por tí. La recompensa es grande. ¿Te animas? :)


Sin miedo sientes que la suerte está contigo... :D


(Imágenes de mi amiga Rocío)



1 comentario:

  1. Cada día me sorprendes más con tus entradas.
    Esta me ha gustado mucho, mucho. Alberto, sigue así y nada nunca va a conseguir arrancarte esa sonrisa que siempre va contigo y que nos pegas a los demás.

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