lunes, 15 de abril de 2013

De aquellos polvos, estos lodos

Sé que no es agradable saber, a estas alturas de la película, que en este país se producen recortes actualmente porque llevamos demasiadas décadas viviendo como los de Béjar, como se suele decir en mi pueblo. Desde aeropuertos a infraestructuras artísticas que albergaran congresos, exposiciones o bibliotecas... Desgraciadamente, el mundo del arte tampoco ha escapado de este bucle vicioso que nos capapultaba hacia una época de miseria y recortes. La época actual.

El aeropuerto de Ciudad Real ha costado la friolera de 1.100 millones. Se trata de una infraestructura totalmente justificable para la enorme metrópoli manchega que, hasta el momento ha transportado una "gran cantidad de viajeros" atrayendo multitud de proyectos industriales reactivando así la actividad económica de toda la provincia. Por cierto, en estos momentos se encuentra cerrado.



La compra por parte del Ayuntamiento de la capital de este bello inmueble sólo costó 400 millones de euros que se sufragaron a cambio de otorgar inmuebles de dicho ayuntamiento al Estado. Una ganga. Y su rehabilitación otros 120. No puedo negar, sin embargo, que se trate de una construcción bellísima en un  emplazamiento inmejorable para acoger dicha institución pero... ¿todo tiene un limite no?


Tardienta, localidad a 21 kilómetros de Huesca. En torno a 1.000 habitantes y con estación propia de AVE. Nadie podrá dudar de que a todas luces se advierte un gasto totalmente innecesario. Y, por si lo dudáis, lo corroboro diciendo que en el año 2010 fue usada por 20.000 habitantes. Éxito rotundo señores.



Lamentablemente de esta lista tampoco escapan infraestructuras artísticas, relacionadas con la asignatura que nos incumbe y que ocupan la mayor parte de casos que hoy expongo aquí. Que demuestran que hubo un tiempo, ya pasó, en el que nos creíamos los reyes del cotarro. Pero alguna vez hay que caer del guindo.

La ciudad de la Luz de Alicante fue un proyecto muy ambicioso que tenía como objetivo el rodaje de películas en sus instalaciones. Auspiciada por la Comunidad Valenciana, hace tiempo ya en situación económica crítica, costó nada menos que 300 millones de euros. Evidentemente, no es rentable y acumula ya unos 190 millones de euros de deuda. 



La ciudad de Circo de Alcorcón fue un bello proyecto que buscaba albergar actuaciones del Circo del Sol  ¿descongestionando así la frenética actividad circense de nuestro país?. No podemos decir que haya sido un éxito. Aún sin abrir, y sin visos de que este hecho se produzca, ha costado ya 120 millones de euros (con un sobrecoste del 40%).



La ciudad de la Cultura de Galicia tenía un presupuesto inicial de 300 millones de euros, algo "normal" en la época de bonanza. Un presupuesto digno para albergar la mayor biblioteca de Galicia y demás edificios sin una misión clara. Esa biblioteca hoy día apenas tiene libros y, tras 480 millones invertidos, el presidente de la comunidad anunció hace unos días que se aparcaría definitivamente dicho proyecto. ¡Ya era hora!
 


La Exposición Universal de Zaragoza situó a la capital maña dentro del selecto grupo de ciudades que acogían estas muestras internacionales. De su éxito se hizo eco el Ayuntamiento de Valladolid que adquirió una de las joyas de esta exposición. La cúpula del Milenio costó nada menos que 16 millones de euros para las arcas de la ciudad del Pisuerga y hasta el momento, los ciudadanos de la capital pucelana no tienen muy claro para qué sirve.




Los Palacios de Congresos de Albacete y Oviedo costaron 350 millones de euros. La única explicación que se me ocurre es que los sillones estén tapizados en oro. ¿Algún ovetense o albaceteño que nos lo confirme?



Y eso en unas ciudades con cierta entidad. En Huesca, con poco más de 50.000 habitantes, se gastaron 30 millones de euros en el suyo. Muchos congresos no hay a lo largo del año. Ahora, la Oktoberfest no falla. Si es que...



 Así va España, de caña en caña

Hace unas semanas ví en un blog de una compañera de clase una expresión que viene muy al pelo de todo esto, decía algo así como: "Ser profesor y no luchar es una contradicción pedagógica".
Y como futuro docente no puedo entender que en este país no nos haya temblado la mano al construir  estas infraestructuras a todas luces innecesarias. ¿En qué estábamos pensando? No puedo dejar de pensar en que con todo ese despilfarro habríamos podido dar cobijo a todos los sintecho de España, arreglar escuelas, hospitales, museos, pagar funcionarios, pensiones... 

Ahora nos encontramos con una situación difícil provocada porque no hemos sabido pensar con raciocinio y guardar todos esos recursos que hoy se tornan tan valiosos.




Sólo pido que no volvamos a caer en el mismo error. Eduquemos también en todo ello.

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