martes, 3 de febrero de 2015

UnidosVsMagisterio

Hace unos días, Twitter despertaba con un hashtag llamado UnidosVsMagisterio. El paso de los días me ha ayudado a reflexionar un poco más acerca de todo lo que esta afrenta significaba para los futuros maestros.

Y es que, muchas personas veían en este hashtag la oportunidad para criticar los estudios que se ofrecen a los futuros maestros tachando sus asignaturas de demasiado sencillas y a la carrera de nido de vagos y personas que están ahí porque no tienen nota para hacer otra cosa. Por su parte, otros muchos defendían que la mayoría están ahí por vocación y que los contenidos son sencillos pues se corresponden a los que debemos transferir a los alumnos. En fin, un debate infundado en prejuicios y verdades a medias de uno y otro bando.

Sinceramente, la mayor de las conclusiones que podría hacer en relación a esta trifulca que tuvo gran repercusión tiene relación con la poca importancia que se otorga a la Educación en nuestro país. Y es que, de ser ésta una de las mejores carreras posibles, este debate resultaría estéril, carente de sentido. Desgraciadamente, la carrera que curso se ve como algo demasiado fácil, llena de gente sin vocación que la cursa porque es asequible y otorga un título universitario. Pero he aquí el primer fallo, ¿por qué cuestionar desde fuera una única carrera cuando todo el sistema educativo español está fallando?, ¿por qué cuestionar qué personas merecen estudiar una u otra cosa y cuáles son las más válidas?, ¿acaso una mayor nota de corte va a garantizar que yo sepa transferir mejor mis conocimientos en mi alumnado?.

Todas esas preguntas se pasan por alto cuando pude observar, con gran estupor, como unos y otros, defensores y detractores de mi carrera universitaria, se tiraban trastos a la cabeza. Y si bien siempre he pensado que esta carrera es demasiado sencilla y debería incluir a los mejores posibles, considero que, por esa regla de tres, deberíamos pretender los mejores médicos, químicos, veterinarios, ingenieros... y esas carreras nunca se han cuestionado. Lo que me lleva a preguntarme, ¿por qué tanta fijación con el Magisterio?, ¿quiénes son los mejores profesores posibles?. 

Evidentemente, no voy a ser yo quien defienda lo indefendible. Está claro que mucha otra gente estudia más que nosotros, que tiene mayor cantidad de apuntes y que éstos son más complejos, pero nosotros no elegimos los contenidos impuestos. Ciertamente, tampoco necesitamos conocer contenidos que no vamos a poder aplicar en nuestras aulas, más allá de tener conocimientos de todo tipo que, tanto un profesor (aunque éstos en mayor medida) como otra persona cualquiera debería tener (lo que nos gusta llamar "cultura general"). A mí me gustaría observar un cambio en el que las asignaturas de nuestra titulación se tornaran más prácticas, se relacionaran más con el aula y nos permitieran conocer fórmulas para promover el aprendizaje del alumno. Pero cambios necesitan todas las titulaciones, no sólo esta. Y, en vez de cambiar para bien, lo hacemos para mal (véase la nueva ley 3+2, que debería ocupar de por sí una sola entrada). 

Yo quiero unos estudios en los que se cuente con los profesores para elaborar la guía académica. No quiero que la educación cambie cada vez que el gobierno de turno, sin atenerse a nadie, cambie una ley educativa haciendo que la Educación sea una herramienta populista en vez de algo de interés general.

Y cuando realmente crees que se te tiene poco en cuenta y que se te ridiculiza constantemente es cuando piensas si este país no está perdiendo un poco el rumbo intentando tumbar todo lo concerniente a la docencia. Piensas si realmente han sabido valorar el hecho de que, entre otros factores, un profesor les ayudó a estar ahí. Y sí, sé que la mayoría no criticarán la figura docente sino los pasos que hacen ser un mejor o peor docente, pero, para bien o para mal, todos ellos han seguido un proceso estudiantil que les ha hecho ser profesores. Mejores o peores, eso depende de la disposición de cada uno, de las ganas que tengan y no realmente de las asignaturas con las que han llegado hasta un aula. Porque lo que no podréis negarme es que, al acabar todo nuestro periplo universitario, pocas van a ser las cosas que recordaremos todos. Pero lo que sí que voy a recordar es el hecho de haber compartido 4 años de mi vida con personas que tenían verdadera vocación y que, a pesar de quejarnos de nuestro plan académico, hemos sabido valorar la importancia de educar bien a nuestros alumnos, de transmitirles enseñanzas y valores, y eso, señores, es misión de cada uno. Saber dónde estás y adónde quieres llegar. 

Mientras que no existan críticas constructivas se seguirá produciendo una disyuntiva entre sociedad-educación. Como futuro docente, no os lo tendré en cuenta, puesto que todos (me incluyo) necesitamos en este país una buena reeducación. Y con suerte, en el futuro y tras unos cambios necesarios no sólo en el Magisterio, podamos decir que efectivamente, un docente vuelve a constituir un pilar importantísimo en la sociedad.

Paciencia, que aún nos queda mucho España. 





Hasta la próxima amig@s :D