España lleva unos cuantos años en una situación de crisis. No vale a estas alturas volver atrás y limitar el poder y los abusos de los bancos o los empresarios. No vale a estas alturas dejar de crear tantas líneas de AVE e infraestructuras de dudosa rentabilidad, aeropuertos fantasmas... que nos han catapultado a esta situación. Tenemos lo que merecemos, y lo pagan los de siempre, para variar.
Pero a pesar de lo mal que está todo, a pesar de que cada día se nos debería partir el alma al ver en los telediarios otro desahucio más, al ver otro mendigo por la calle, al ver gente buscando en los contenedores... A pesar de todo ello, el ser humano tiene la capacidad para sacar tanto lo peor como lo mejor de sí mismo. Y al igual que en las últimas entradas he reflexionado acerca del arte sacado de situaciones dramáticas y de guerra, también podemos utilizarlo para comunicar verdaderos sentimientos, para expresar positivismo y que todo en esta vida tiene solución.
Sé que para una persona a la que mañana le quite la casa el banco estos consuelos son bastante absurdos. Sé que nada va a hacer que se recomponga de ese duro mazazo. Pero también sé que desde el arte existe una herramienta fundamental para mitigar todo este descontento, esta indignación colectiva que como españoles llevamos con nosotros. Porque no entendemos por qué tenemos que pagar algo que no hemos causado mientras los de siempre, para variar, se siguen enriqueciendo.
Pero hay esperanza. Porque está demostrado que, de los peores momentos es de los que realmente aprendemos. Tengo la esperanza de pensar que esta crisis nos lleve a ser más humanos, menos egoistas... A darnos cuenta de que hemos guiado mal nuestros ideales, nuestros valores... auspiciados por una sociedad consumista en la que, en mayor o menor medida, todos intentábamos lucrarnos y ganar dinero por encima de nuestras posibilidades, sin importarnos a quien hubiera que pisotear.
Ahora es cuando nos llevamos las manos a la cabeza. Ahora sufrimos ante un futuro incierto, abocados a engrosar las listas del paro. Pero no deja de ser una situación que, en mayor o menor medida ya se ha vivido anteriormente. La única diferencia es la dureza de esta crisis que se vuelve a cebar con los mismos.
Sé que estos anuncios y campañas no son más que un consuelo absurdo como comentaba anteriormente. Por más que lo intentemos, no tenemos la batuta de mando que haga cambiar las cosas. Pero debemos valorar que también haya gente que busque nuestra alegria en estos momentos difíciles. Gente cuya intención es alegrarnos cuando ya todo parece perdido. Gente que apela a nuestra solidaridad, a nuestras sonrisas... A sentir que, aunque queda mucho por luchar, no vamos a estar solos. Porque somos muchos, y tenemos ilusión. No dejemos caer nuestros brazos. No nos demos por vencidos. No nos hundamos en la desesperación, porque de todo se sale.
Campaña de Kaiku
Es el momento que nos ha tocado vivir. Pero la recompensa puede ser enorme. Amigos, afrontemos cada reto que se nos presente en la vida con positivismo. Nunca nos rindamos y, sobre todo, hagamos lo que esté en nuestras manos para alegrar a los demás.
"No pretendamos que las cosas cambien si siempre hacemos lo mismo" Albert Einstein
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