martes, 29 de octubre de 2013

Salamanca, tierra de frontera

Hornazo, rosca de almendras, chanfaina, bollo maimón, farinato, jamón de Guijuelo, cachuelos, bacalao, obleas... Son algunos de los platos más característicos de la gastronomía charra. El programa Un país para comérselo se hizo eco de algunos de estos platos para demostrar la riqueza gastronómica de esta tierra del oeste español.

Muchos de ellos con historia propia, otros con toques de otros países (el vecino país luso por ejemplo), otros que saben a la tierra donde fueron engendrados, que saben a sus raíces, a sus gentes, a su seriedad, a su serenidad, a su buen hacer y a esa bondad que nos hartamos de afirmar, nos caracteriza. Y es que, la gastronomía no es más que otro de los muchos modos de expresión de un pueblo. Forma parte de esa cultura que nos define y de la que debemos sentirnos orgullosos. ¿Quién no ha ido a Valencia y ha comido paella? ¿Quién no ha ido a Madrid y ha probado un cocido o un bocata de calamares en los alrededores de la Plaza Mayor? ¿Qué me decís del pulpo a la gallega? ¿Las ensaimadas de Mallorca? ¿EL HORNAZO DE SALAMANCA? Son solamente sabores que nos definen. Los valencianos, abiertos, coloridos... los madrileños castellanos, recios, contundentes. Los mallorquines dulces y amables y los charros, como no podía ser otra, cerrados, bondadosos, gentiles. 

Parece que nos preocupamos más de visitar Río Shopping que de probar las hojuelas de Valladolid. De Madrid conocemos discotecas a punta pala pero un buen bocata de calamares no nos habremos comido allí en la vida. Ciudad Rodrigo nos gusta por el Carnaval del toro pero su farinato ni tocarlo. Cádiz tiene muchas chirigotas sí, pero también tiene atún encebollado que está de muerte. Es de recibo conocer la diversidad gastronómica que nos rodea. Sentirla como nuestra y pensar en la cantidad de gente que durante siglos ha definido ese tipo de comida. Sólo entonces lograremos entender un poco más de cada cultura, de cada pueblo, y entenderemos que en realidad no somos tan diferentes, porque no deja de ser comida. Quizá entonces entenderemos como absurdas muchas de las dispuestas que hoy en día sacuden en este país, en este mundo, y si todo os suena a utopía podríais pensar que  realmente todo sirve para lo mismo: alimentarnos. Un acto que en cada lugar se dotó de un sentido diferente, a través de comida similar.


Caben múltiples interpretaciones de por qué un plato es característico de la gastronomía de un lugar. Y me parece muy importante poder comprobar el por qué de esos determinados platos, de esas determinadas gentes. Pues, con sus más o con sus menos, ganándonos a pulso los estereotipos o no, somos tierra de eso precisamente: tierra de hidalgos, de toro bravo, de carne de morucha, de embutido, de frío,  sequedad, tierra de familia, tierra muy arraigada en cada uno y que llevaremos siempre con nosotros, tierra de frontera que nos separa del vecino portugués. Tierra en definitiva. Nuestra tierra.

Quiero incluir un enlace (situado al final del todo) en el que os insto a conocer un poco más de la gastronomía de mi bella provincia y animaros, asimismo, a conocer mucho mas de este gran país gracias a este programa que, desde el paladar, consigue llegarnos hasta el corazón. "Salamanca, tierra de frontera"





Hasta la próxima amigos :D



domingo, 27 de octubre de 2013

Cuatro meses

No sabría cómo definirlo, ni qué sentimientos me invaden en estos momentos. Tal vez pena, tal vez añoranza, seguramente tristeza y, porque no decirlo también, un poco de esperanza. Ya ha pasado algún tiempo desde aquellos momentos que supusieron un gran varapalo, pero la vida está llena de esos baches, de esas cuestas arriba que nos hacen dudar por un momento de si todo va a seguir igual, de si nada va a cambiar a partir de esos momentos amargos. Y está claro que nada va a seguir igual, pero es que nada dura eternamente, por mucho que nosotros nos empeñemos en ello.

Cuando parece que tu vida tiene más sentido que nunca, cuando todo sale a pedir de boca, cuando las personas que te rodean se contagian de tu felicidad y contribuyen a hacer de cada día el mejor, más problemas se nos presentan para que esto no continúe así. Parece que lo bueno ha de acabarse en algún momento cuando la realidad debería ser la de vivir constantemente en ese estado de felicidad y plenitud. No sé qué hemos de hacer para que todo funcione a la perfección, a quién rezarle para que la alegría dure eternamente ni qué penitencia cumplir con el objetivo de lograr el bienestar de los nuestros. Porque, por mucho que lo intentemos, hay designios que escapan de nuestras manos, hay cosas contra las que no podemos luchar.

Sin quererlo, se producen grandes baches que ayudan a que todo este pequeño "ecosistema de la felicidad" que tienes montado se venga abajo, y ya nada parece tener sentido. Tienes muchos apoyos, sí, pero te falta uno de los más importantes. Mucha gente que te va a escuchar, pero no quien tú quisieras. Cantidad de personas a las que agradecerle todo lo que hacen por ti pero a quien de verdad querrías agradecérselo ya no está, se ha esfumado, sólo pasa a ser un bello recuerdo, de los mejores de tu vida probablemente.

Y miras atrás, y recuerdas todo lo bueno que, sin pedir nada a cambio, te daba diariamente. Vas a su habitación, y ya nada parece igual. Te sientas en el salón y parece que la estuvieras viendo, a tu lado, sonriéndote, preguntándote qué tal te ha ido el día. Sales a pasear al parque pero, sin esa persona, todo parece un poco más gris, todo te parece más extraño. Y, sin darte cuenta en exceso, sabes que nada va a ser igual a partir de entonces, porque te falta precisamente esa persona que te ayudaba a afrontar los días con una gran sonrisa o, al menos, de la mejor forma posible porque sabías que al regresar la encontrarías donde siempre, en aquel lugar en el que tantas y tantas batallas habías oído de su boca, en el que tantos abrazos te aguardaban si únicamente buscabas un poco de cariño. Porque sabes que, en este mundo cada vez más loco, solo dispones de una serie de pilares fundamentales sobre los que se asienta tu felicidad, y a partir de ahí te das cuenta de que tu mesa ha quedado coja.

Y la única manera de superar estos amargos tragos es caminar. No sabes qué designios decidirán tu vida a partir de esos momentos pero hay demasiada gente alrededor, no puedes rendirte porque sabes que ella no lo consentiría. Y sigues adelante porque eso es lo que hubiera querido. Aunque a veces no sepas como, aunque a veces cueste demasiado, has de hacerlo. Poner una sonrisa y aparentar que todo va genial es muy fácil, pero saber que no es la realidad es una tarea que pocos descubrirán.

Ojalá las cosas no se dieran muchas veces como se dan, ojalá un mejor final. Si acaso, uno diferente. Pero son cosas que nosotros no tenemos derecho a cambiar. Y, por ello, hemos de elegir bien qué queremos mantener y que no. Qué decisiones han de guiarnos y qué hazañas serán las que marquen nuestras vidas. Qué acciones nos representarán y qué personas nos van a servir como modelo. Yo he contado con un modelo durante mucho tiempo, y mi único deseo es que se sienta orgullosa de mí. Espero estarlo consiguiendo. Por favor, espero conseguirlo.



Hasta la próxima amigos :D

sábado, 12 de octubre de 2013

Ya están contentos

Bueno, estaba visto que nadie iba a conseguir pararlo. Está visto, después de tanto tiempo, que poco caso se hace a la población desde las altas esferas de la sociedad. De poco importa que gran parte de la población se oponga a algo para que se les tenga minimamente en cuenta. Es así como se ha aprobado la ya conocidamente como "Ley Wert", sin buscar un consenso social para hacer de esta ley, a todas luces inviable, algo propio de todos los españoles.

Y es que, bastaría con darse un paseo por la ciudad y preguntar a la gente si le parece bien una reforma educativa en la que se prima la simple superación de un examen incluso en niveles bajos de la enseñanza para que un colegio reciba mejores o más subvenciones. Basta con entender que no podemos únicamente conceder becas atendiendo al criterio de las notas sin mirar siquiera casos puntuales en los que las personas no tengan posibilidad de aprobar sus estudios debido, por ejemplo, a posibles discapacidades que presenten. Tampoco es de recibo que los mayores esfuerzos se centren en la educación privada de calidad recluyendo en los colegios públicos a todos aquellos que no pueden permitirse la primera la cual, a vista de todos, está quedando como la mejor opción. 

No somos conscientes del atropello que todo esto supone para el desarrollo de nuestros pequeños. Parece que en un contexto de crisis hay que recortar de donde haga falta, pero no nos equivoquemos, la Sanidad y la Educación deberían ser intocables. Y esta es la idea que muchos hemos intentado transmitir. Un intento vano a todas luces, como muchas otras pretensiones de las que nuestros políticos parecen hacer oídos sordos. ¿De qué sirve tener representantes políticos que no escuchan a su ciudadanía? ¿Por qué no consensuar de una vez una Ley de Educación que sea asumida por todos y no estar cambiándola cada 4 años? Yo no veo que cada 4 años los hospitales cambien su modo de diagnosticar enfermedades, o sus tratamientos porque no se consideren ortodoxos por el nuevo partido gobernante. Entonces, ¿por qué cuestionarse cada 4 años el sistema de educación? 

Va a resultar, que el día de mañana un niño habrá cursado bajo el marco de la LOMCE hasta 4º de Primaria para luego cursar bajo la "DOMCE", "TREMCE"... Y así sucesivamente hasta que se cansen de perpetuar este sistema inútil de cambios en el modelo educativo, máxime cuando estos cambios son negativos a todas luces y se demuestra en base a manifestaciones, huelgas y discursos de los que el Gobierno parece no tener constancia. Debe ser una realidad paralela la suya.

De nada, repito, han valido las múltiples huelgas y manifestaciones de los últimos meses. De nada ha valido tampoco que hayan aparecido en los medios de comunicación rectores de toda la geografía nacional quejándose de estos nuevos aspectos de la ley que tan poco gustan. Al señor ministro no le ha temblado el pulso para seguir adelante con una ley que no ha contado con el apoyo de quienes debían apoyarla: los profesores, los rectores, los estudiantes o los padres. Únicamente hemos puesto en marcha una ley que busca el recorte en Educación. Y, amigos, EN NINGÚN PAÍS SE PUEDEN PERMITIR EL LUJO DE RECORTAR EN EDUCACIÓN.

Porque, desgraciadamente, recortando en Educación sólo conseguiremos ser el hazmerreir de toda Europa, de todo el mundo más bien. Recortando el Educación ayudamos a expulsar de la enseñanza a todos aquellos que quizá hubieran necesitado de más tiempo para alcanzar el éxito. Si quitamos en Educación, retrocedemos como país y el día de mañana, cuando esto por fin se reflote, necesitaremos de toda esa gente que hoy estamos "echando" para ocupar puestos para los que, evidentemente, SÍ estaban capacitados. Y sólo entonces nos daremos cuenta de que el dinero no lo era todo, pero será demasiado tarde.

Me gustaría que llegara un día en el que se nos escuchara verdaderamente. Sueño cada día con un futuro como docente en el que no tener que preparar a mis alumnos de 2º para aprobar un examen del que van a depender los ingresos económicos de mi centro, pues podré dar clase sin agobios y sin enseñar a mis alumnos cosas que probablemente olvidarán y que sólo les ayudarán a superar un examen. Es decir, sueño con enseñar a mis alumnos a vivir, y no a aprobar un examen. Para eso ya habrá tiempo, ¿no creéis?

Si, hoy en día aún son sueños. Pero espero que se hagan realidad.




Son sueños, que son de verdad, me gustaría que fuera real...

HASTA LA PRÓXIMA AMIGOS :D

martes, 8 de octubre de 2013

Lunes de Otoño

Sí, ha terminado el verano. Y de nada vale lamentarse por no poder disfrutar de esas tardes en las que nuestra mayor preocupación era sonreír o estar con los amigos. Ya da igual añorar las noches estrelladas en las Arribes, la figura del majestuoso castillo de mi pueblo o el aire puro que solemos respirar los afortunados que por allí tenemos nuestro pueblo, nuestra tierra. Se acabó la época de relajarse tomando una cerveza por las terrazas de esta capital tan hermosa y lo de vestir tirantes y pantalón corto tendrá que esperar para otro verano el cual, estoy seguro, todos recibiremos con los brazos abiertos.

Sin embargo, tampoco deseo que por el mero hecho de que el verano haya finalizado creamos que es la única época del año que merece la pena. ¿Acaso no echabais ya un poquito de menos eso de despertar en vuestra cama? ¿Despertarse pronto abrigado hasta el cuello y deseando que el tiempo se detenga para no tener que abandonar la cama y enfrentarse al frío de la mañana castellana? ¿Acaso no echabais de menos ver los árboles "cambiándose de ropa" o las aguas ampliando su margen como consecuencia de las lluvias? Esos lunes de rutina, esas clases matadoras que parecen que no tienen fin me parecen hasta algo necesario después de tanto tiempo de relax y de veraneo. Sí, ojalá el tiempo se detuviera cuando se acerca Septiembre. Pero estoy seguro de que tarde o temprano comenzaríamos a echar en falta la rutina, comenzaríamos a creer que los lunes no son tan malos como creemos porque, ¿qué son, en definitiva 5 días? De no ser por los lunes, ¿odiaríamos a los viernes? De no ser por el otoño o el invierno, ¿desearíamos tanto la llegada del verano? 

Parece que hay mucha gente que basa su felicidad en los fines de semana, en el verano, o en las fiestas de su pueblo. Y si vivimos para esas contadas ocasiones, ¿qué esperamos del resto del año? ¿Por qué no ver lo positivo de cada día? ¿Por qué no salir de casa cada mañana con una sonrisa y regalar dicha felicidad a los que nos rodean? Vivimos en un mundo carente de ellas y no debemos privar a los de nuestro alrededor de una de esas sonrisas que tanto gustan. No hay por qué esperar al viernes para sonreír. Hay que aprender a maravillarse con todo lo bueno que nos rodea, que es mucho.

Como bien decía Paulo Coelho:

Deja de pensar en la vida y resuélvete a vivirla.

Siempre hay un motivo por el que sonreír. 

Sé que estoy desvirtuando completamente mi blog. Aquí ya no se habla de arte, y desconozco si hay gente que me sigue leyendo, quiero pensar que sí. Y si se ha advertido un cambio en los contenidos que aquí expongo es porque considero que debemos mirar SIEMPRE el lado bueno de las cosas. Saber que no todo en la vida van a ser buenas acciones, buenas palabras, buenas compañías o buenos momentos en los que olvidarte de todo y sonreír.
Pero si de mayor consigo, como docente, hacer ver a mis alumnos que merece mucho más la pena sonreír en los malos momentos o cuando parece que no hay motivos para ello, consideraré que gran parte de mi labor docente se ha cumplido. Una parte mucho más importante que los conocimientos que en las áreas adquieran, le pese a quien le pese.

¡Disfrutad del otoño!




Hasta la próxima amigos :D



(Fotos propias: Parque de Valcuevo)