lunes, 2 de noviembre de 2015

Primeras sonrisas del Otoño

Prometí ir a verte al menos una vez al mes. Y no lo hice. Prometí tenerte en mis pensamientos diariamente, y a veces el ajetreo del día me impide hacerlo tan regularmente como quisiera. Prometí alegrarme por tus éxitos, y realmente no puedo hacerlo del todo si ellos no te llevan a estar conmigo, a venirte aquí. Prometí una vida plena, y desconozco si ciertos intereses económicos nos alejarán del objetivo. Prometí demasiadas cosas que el amor y la juventud ayudan a formular pero a los que la madurez y la realidad cortan las alas. Pero no me cansé de hacerlo, porque eso significaba seguir apostando por aquello que hace años parecía tan perdido.

Y me equivoco y seguiré equivocándome si con ello consigo ilusionarme diariamente por algo que llevo varios años persiguiendo y luchando. Y caeremos y nos tendremos que volver a levantar. 

Pero, ¿sabes? Todo ello lo diluirá la primera de tus sonrisas al verme bajar de un autobús que marcaba como destino una ciudad a muchos kilómetros de distancia. Todo ello lo diluirá un café en una terraza, unas sonrisas traviesas y la manta que esconde, bajo sí, las caricias más ardientes, los deseos más ocultos. 

Por ello, aunque pase el verano y las hojas de los árboles vuelvan a caer, las sonrisas nunca dejarán de dibujar mi rostro. Un rostro que alimentas cada mañana, para que luzca más bello que nunca.



Bienvenido otoño :D. Que os dibuje a todos grandes sonrisas




Hasta la próxima amig@s :D


Fotos propias
 

jueves, 15 de octubre de 2015

El barrio del Oeste, La nueva SALAMANCA

Como un faro que llevaba mucho tiempo con su luz fundida ha permanecido este barrio salmantino durante muchos años, casi me atrevería a decir desde su fundación. Muchos lo habitaban, inconscientes de la importancia de cuidar sus calles, sus plazas, sus espacios... Muchos pasaban por allí, ajenos a esa joya en bruto que tenían. Últimamente, la asociación de vecinos ZOES y todo el barrio entero se han dedicado a pulir ese diamante que habita cerca del casco histórico de la que, como siempre, catalogaré como la mejor ciudad del mundo, Salamanca.



Ciertamente, de no haberse llenado de grafitis, éste barrio salmantino no destacaría por ser bello ni histórico. No destacaría por su arquitectura (a pesar de contar con edificios de corte racionalista muy importantes), ni por sus iniciativas culturales ni artísticas. Sin embargo, todo esto cambió gracias a una iniciativa que cada día cuenta con más adeptos. Ya somos muchos los salmantinos que miramos con curiosidad y envidia sana las múltiples iniciativas que allí acontecen.  


Pero, queridos y fervientes lectores, no podría decir, como antes afirmé erróneamente, que el hecho de incluir grafitis en edificios, trapas de negocios y garajes... haya sido lo único que haya revitalizado el barrio. Han sido sus gentes, su iniciativa, sus ganas de mejorar. Han sido sus propuestas, sus nuevos espacios (os recomiendo visitar la Salchichería, en la propia plaza del barrio), sus atrevidas intervenciones en edificios, árboles, cabinas de teléfono... que han supuesto un cambio conceptual en la forma que tenemos de "hacer barrio". 










Toda Salamanca hoy en día mira con orgullo cómo un grupo de personas lograron hacer de su barrio un lugar más amable, más acogedor, más humano. Desde aquí, mi enhorabuena. Que no cejen nunca en su empeño de mantener viva la ilusión de un barrio en el que, diariamente, se consigue sacar una sonrisa.


Hasta la próxima amig@s :D. Aquí os dejo un enlace a la página oficial de la asociación del barrio, por si queréis echarle un vistazo a todas las actividades que proponen. http://zoes.es/



Fotos propias. Barrio del Oeste, SALAMANCA

miércoles, 17 de junio de 2015

Esos grandes viajes...

Por si no os lo había comentado anteriormente, viajar es una de mis grandes aficiones y aspiraciones en la vida. Es uno de esos sueños que siempre he deseado. Lo sé, no es lo mismo viajar a la mejor de las playas, la más bella de las ciudades o la más alta de las montañas que al parque del barrio, la ciudad vecina o la dehesa charra que tienes a escasos 10 kilómetros de tu casa. Bueno... eso de que no es lo mismo... me gustaría discutirlo con quien sea cuando sea.

¿Por qué no creo que haya demasiadas diferencias?. Porque siempre que viajo y me rodeo de aquellas grandes personas que me acompañan desde hace demasiados años, siento que no podría estar más a gusto. Siento que las sonrisas salen solas, que los atardeceres son lo mejor posible y que el escenario en el que me encuentro es solo el marco que viene a complementar esa agradable sensación de seguridad y felicidad que me invade. 

Siempre fui una persona de lujos sencillos: una cama, una cerveza, una mirada sincera y una gran sonrisa. Y ella, queridos lectores, siempre me acompañó en esos vicios tan sencillos, en esos viajes tan mágicos. 

Berliner Mauer

Éste del que acabo de volver, y para el que siempre guardaré la mayor de las sonrisas, ha sido uno más. Uno que podría resumir con todo lo expuesto anteriormente. Un viaje casero, un viaje con escenarios increíbles, con cervezas cargadas de sinceridad, pasión y caricias. Un viaje con trenes, autobuses infernales, paisajes bucólicos y personas maravillosas. 


Parque Nacional de Königssee, Alemania.

Pero, amigas y amigos, lo mejor de todo es volver con la grata sensación de que, a pesar de los cambios, de los nuevos destinos, lo que nunca cambia es la ilusión, las bromas, la pasión y los abrazos del primer día, conectando lugares a 2.000 kilómetros con aquellos en los que empezó todo. 

Y, aunque sea inevitable sentir que siempre hay cosas que cambian (porque forma parte de nuestras vidas, de nuestro día a día y de la realidad que nos une), siempre te alegra pensar que existen momentos mágicos (la mayoría de ellos) en los que miras a alguien a los ojos sabiendo, entendiendo mejor dicho, que esa unión que se ha formado entre vosotros es prácticamente indisoluble. 

Siempre guardaré un buen recuerdo hacia Bélgica y Alemania. No ya por el paisaje en sí, sino porque el hecho de viajar (al menos en mi caso) no es tal si no te rodeas de personas maravillosas. Personas con las cuales, afortunadamente, estarías igual de feliz en cualquier lugar del mundo, sea cual fuere.

A esta cara de felicidad me refiero



Berliner Dom


Hasta la próxima amig@s :D . Prometo entradas acerca de cada ciudad que visité en este espectacular viaje.




lunes, 18 de mayo de 2015

Cuatro años después...

Hace cuatro años empecé un nuevo camino. Un camino de esos que no cuesta demasiado tomar, porque hace tiempo que tienes decido qué quieres hacer con tu vida, a qué dedicarte en el futuro. Un camino que inicias solo, o quizá acompañado por alguien que siempre estuvo ahí, en lo bueno y en lo malo.

Atraviesas las puertas de la facultad con la timidez y soledad que caracterizan esos primeros días. Los nervios, el querer caer bien y hacerte un hueco en esa nueva clase, en ese nuevo grupo harán que tus primeros pasos sean cortos, torpes e indecisos. Pero pronto comienzas a rodearte de personas que siguen tu mismo camino, que tienen tu misma ilusión. Provienen de sitios muy diferentes, han seguido caminos diferentes pero están contigo en esto, a tu lado. Sin quererlo, comienzan a hacerse importantes. Os ha unido un mismo sueño, y solo por ello sientes que son válidos para ocupar tus mismas horas, tus mismas clases. Comienzan a sucederse los días, las semanas, los meses y los años. Se suceden tan rápidamente que apenas tienes tiempo para detenerte a observar que todo lo que te rodea. Para observar todo lo que te regalan. Todo ello constituirá pequeños recuerdos que hoy en día me ayudan a recordar con una gran sonrisa estos cuatro años. 

Siempre hemos sido personas diferentes persiguiendo un mismo sueño, y eso hacía que nos sintiéramos como un grupo unido. Aprendíamos más de nosotros mismos que de los propios profesores. Comprendíamos que esta profesión nos llenaba cuando escuchábamos al resto hablar de sus prácticas con la misma ilusión con la que tú lo hacías. Nos alegrábamos de los éxitos de los demás porque perseguíamos el mismo fin, y nunca nunca nunca dejábamos de aprender. Aprender enseñando, ¡qué bonita combinación!. No dejas de aprender porque sientes que tus alumnos lo agradecerán, que tú te sentirás mejor. No dejas de enseñar porque sabes que es lo que te gusta, para lo que has nacido.

Es por ello que hoy, cuatro años después, echo la vista atrás con la mayor de las sonrisas. Y es que, no hay un solo momento en el que piense en este camino como una pérdida de tiempo. Lo que pienso, en cambio, es en todos y cada uno de mis maestrillos como personas con unas ganas inmensas de mejorar, de soñar con un futuro sencillo: en una clase, delante de una pizarra, aprendiendo y enseñando. 

Por todo ello, no quiero que esto parezca una despedida, pues nuestros caminos siguen. Afortunadamente, nuestras metas siguen siendo las mismas; llegar a esa clase y seguir aprendiendo y enseñando. Por eso sé que, sea donde sea y cuando sea, podré seguir encontrándome con todos y cada uno de ellos y que, efectivamente, pueda seguir ilusionándome el hecho de escuchar que han alcanzado ese sueño con el que un día entramos por esas puertas hace ya cuatro años. 

Atrás quedan demasiados momentos, demasiadas fiestas y viajes tan grandes que nunca podrán olvidarse. Atrás quedan salidas, laboratorios, cafetería, comidas en el río... incluso la graduación, como broche final a este gran periodo. No sé qué nos deparará el futuro, pues detrás de tanta palabrería queda el incierto futuro, pero sé que tenemos la potestad para elegir qué hacer a partir de ahora. Escribo esto con el firme convencimiento de que nos hemos acostumbrado tanto los unos a los otros que no dejaremos pasar la oportunidad de seguir regalándonos risas, fiestas y comidas. Son demasiado grandes para perderles. No quiero perderles.

Y, ¿sabéis una cosa? Que nuestra profesión no goce del reconocimiento que debería hace que me ilusione más el hecho de enfrentarme a mi siguiente etapa. He conocido durante estos cuatro años a 60 maestrillos dispuestos a revertir esta situación. A 60 maestrillos dispuestos a decirle al mundo que valemos demasiado como para entregar una parte de esto que sentimos a nuestros alumnos, de decirle al mundo que la ilusión que tenemos, las ganas y el amor que sentimos por lo que hacemos se pueden llevar al aula en forma de valores, trabajo y constancia. He conocido 60 personas a las que no les asustaba el hecho de escuchar aquello de pinta y colorea, porque en parte todos aquellos que se jactaban de eso también tenían razón.  
Porque sí, pintamos y coloreamos. Pintamos ilusión. Coloreamos sonrisas.

Entramos con una misma ilusión hace cuatro años. Un verdadero placer compartir este tiempo con vosotros maestrillos. Pero sabed que nunca dejaremos de caminar juntos, porque nuestra meta es común. 



Hasta la próxima amig@s :D


martes, 12 de mayo de 2015

El paraíso maya

Algunos lo llaman síndrome postvacacional, pero yo lo llamo oportunidad. Y es que, durante estos siete días (a todas luces cortísimos) he tenido la oportunidad de volver a conocer a aquellos que, durante estos cuatro años, me han acompañado durante la carrera. Gente muy diferente que atravesó las puertas de mi facultad persiguiendo mi mismo sueño, mi misma ilusión. Atrás quedan ya tantas risas, momentos, fiestas y tardes de río o de novatadas. 

Pero atrás queda ya también, desgraciadamente, esta gran semana en la que se han hecho bastante comunes tantos amigos/as, Juanitos, buggies, daikiris, mojitos, piñas coladas, barras libres, discotecas (la macarena Follow the leader y el limbo imprescindibles), botellones en piscina, playas con algas y chichis con la tía Panchita. Son esas las cosas que el resto no entenderá porque no lo han compartido, y hará que sea más especial si cabe pues sabes que lo que has vivido esta semana ha sido mágico, diferente y especial. En estas vacaciones no hemos sido 19, sino 70 y pico. No hemos cantado una canción, sino miles. No ha habido aburridos viajes en autobús sino verdaderas verbenas móviles. No hemos tenido tiempo para aburrirnos, pero sí para esperar absurdamente en el lobby porque algún iluminado nos citó una hora antes, haciendo que nos levantáramos corriendo de nuestras camas. Tampoco hemos propuesto horas de quedada, dejando a la improvisación y las llamadas telefónicas entre habitaciones el mayor protagonismo posible, llegando incluso a tener que nominar a la gente para que durmiera en las camas supletorias, el mayor suplicio conocido en aquel paraíso maya. 

Pero el mayor milagro de todos los que pudieran ocurrir en este lugar, durante estas vacaciones, es que tienes demasiados momentos en los que, entre risas, agradeces a tus amigos lo a gusto que te encuentras, lo mucho que les quieres, y lo feliz que estás por encontrarte allí, en la mejor compañía posible. Yo he aprendido que ni debería ni, lo más importante, quiero separarme de ellos. Los viajes de fin de curso parecen una especie de vacaciones de no retorno, en las que sabes que a la mayoría de esos que te han acompañado tanto tiempo van a dejar de acompañarte en tu camino. Pero también puedes pensar que realmente tienes la capacidad y las ganas para afrontar una nueva etapa de tu vida lejos de ellos, pero a la vez cerca. Porque yo precisamente sé de sobra que la distancia no hace ni mucho menos el olvido.

Así que hoy, a 10.000 km de distancia del paraíso maya, sigo recordando con añoranza cada uno de los paisajes de ese bello lugar. Sigo recordando con nostalgia los ríos lentos, la gomaeva, las saludadoras, a mopa man, a Cali (sin el Dandy), y a mi Brenda querida. Y si no se puede volver, también sé de sobra que sería igual de feliz en una casa en medio del campo. Solo me hace falta gente buena a mi alrededor, y en este viaje he vuelto a comprobar que, al menos, cuento con ellos si algún día necesito un poquito de alegría y sonrisas en mi vida.

Sois muy grandes maestrillos. Siempre nos quedará Riviera Maya :D






Hasta la próxima amig@s :D


viernes, 17 de abril de 2015

Las prácticas: persiguiendo un sueño

Hoy quiero compartir con vosotros un secreto; empecé a estudiar Magisterio gracias a mi madre. La ilusión que me transmitía al volver del colegio cada tarde, sus ganas por enseñar, las sonrisas que traía, la energía que parecían haberle inyectado sus alumnos hacía que pensara para mi: "esto es lo que quiero de mayor". 

Cuando llegas a la carrera, pasas tres años deseando que llegue ese gran momento en el que, por fin, te enfrentas a un nuevo reto: una clase deseosa de aprender. Tienes ante ti un periodo corto de tiempo en el que tienes que ejercer de médico, profesor, educador, psicólogo, abogado, payasete, mediador, cuentacuentos... sin salir de una clase. Una clase con niños muy diferentes. Niños que no se cansarán en todo el día, que te harán alzar la voz sí, pero también te proporcionarán las mayores risas posibles.

Y es que, tienen una magia especial. Ellos hacen que cada día, sea como sea y te encuentres como te encuentres (mal, bien, contento, triste, desganado...) se transforme en una nueva oportunidad para ser feliz. ¿Por qué?. Porque tienen ese don. Dan tanto sin darse cuenta que crees que nunca consigues devolverles lo suficiente. ¿Y por qué para ser feliz?. Porque es la premisa que toda persona debería perseguir. Porque, por encima de todas las áreas y conocimientos, intentas enseñar que lo principal es buscar la felicidad así como procurar la de los que nos rodean.

Con acierto o desacierto, consigues enseñar y educar a esos pequeñines deseosos de aprender. Habrá cosas que hagas mal, pero no te lo van a tener en cuenta. Habrá días que estés más irascible, y ellos conseguirán sacarte esas sonrisas que necesitas con sus chascarrillos y anécdotas. Y, al final, te darás cuenta de que todo el camino recorrido ha merecido la pena, porque, por encima de los muchos detalles que te regalan con el objetivo de que no los olvides (tarea imposible por otra parte) está la grata sensación de que, una vez más, has acabado un gran periodo de tu vida de la mejor manera posible, enseñando y aprendiendo.

ENSEÑAR Y APRENDER, proceso que todos deberíamos llevar a cabo toda nuestra vida. Nunca dejemos de aprender, por ellos. POR NOSOTROS.



Me despido con una frase que siempre me gusta regalarles. Espero que todos sepamos ponerlo en práctica:
"SABEMOS LO QUE SOMOS, PERO NO LO QUE PODEMOS LLEGAR A SER" William Shakespeare


miércoles, 11 de marzo de 2015

La escuela, según Paulo Freire

"La escuela es... el lugar donde se hacen amigos, no se trata solo de edificios, aulas, salas, pizarras, programas, horarios, conceptos... Escuela es sobre todo, gente, gente que trabaja, que estudia, que se alegra, se conoce, se estima. El director es gente, el coordinador es gente, el profesor es gente, el alumno es gente, cada funcionario es gente. Y la escuela será cada vez mejor, en la medida en que cada uno se comporte como compañero, amigo, hermano. Nada de isla donde la gente esté rodeada de cercados por todos los lados. Nada de convivir las personas, y que después descubras que no existe amistad con nadie. Nada de ser como el bloque que forman las paredes, indiferente, frío, solo. Importante en la escuela no es solo estudiar, no es solo trabajar, es también crear lazos de amistad, es crear un ambiente de camaradería, es convivir, es unirse. Ahora bien, es lógico... que en una escuela así sea fácil estudiar, trabajar, crecer, hacer amigos, educarse, ser feliz" Paulo Freire.

Creo que no hace falta añadir nada más. Suscribo todo lo dicho por este gran pedagogo. 

Hasta la próxima amigos :D



(Texto recogido en la Wikipedia: Educación popular). 

Te digo que Romeo y Julieta no eran de este planeta

Hoy he pensado en los "grandes" del amor. ¿Quién no conoce a Romeo y Julieta y su historia de amor?, ¿Quién no ha oído hablar de Cleopatra y Marco Antonio?, ¿de los amantes de Teruel?, ¿Calixto y Melibea quizás? 

Todas ellas son historias basadas en un sentimiento muy profundo, de los mayores y más hondos que el ser humano podría profesar: el amor. 

Como ya dijera este amor hace que veas a la otra persona como alguien "de otro planeta". Ese alguien es poco importante para el resto. Va a sus clases como el resto (o ni va), come, duerme y caga. Siento ser brusco, pero quizá ésta sea la principal diferencia que hace que el resto de historias de amor sean más importantes. Quizá este alejamiento de lo mundano haga que nos parezcan amores más sentidos, más queridos, más pasionales. 

 Pero no, nuestras relaciones también son de otro planeta, como las anteriores planteadas. ¿O es que acaso, y perdón de antemano por la cursilada, no hay veces que volemos sin escapar a su sonrisa?, ¿no hay veces en que soñamos despiertos, imaginando un futuro juntos, o viajes...? y ¿no es cierto que a veces también deseamos detener el tiempo y permanecer ahí, quietos, con la mejor vista posible ante nuestros ojos?


El ser humano parece necesitar creer en estas historias de amor para fustigarse continuamente cuando su chico/a no le regala serventesios acerca de la luz que desprende su cara o cuando no se cuela por la reja de su balcón para obsequiarla con unos lirios color turquesa que simbolizan la clarividencia. Alejémonos de parafernalia por favor, y pensemos que las relaciones de hoy en día también tienen mucho de parecido a las anteriores.

  1. Que sí, ahora no regalamos serventesios ni lirios; pero sí motes cariñosos (o odiosos para ver a la otra persona enfadarse tontamente), o canciones absurdas, o hacemos pequeños detalles con plásticos de botella.
  2. Quizás ahora no vayamos a lugares bucólicos, idílicos o que rezuman paz y quietud, pero si a otros que nos evocan a todo aquello que hemos vivido en pareja, ya sea la mejor de las plazas mayores, el más feo de los merenderos de pueblo o el más asqueroso de los baños de una mugrosa discoteca extranjera.
  3. Puede que pasemos de enfrentarnos como los Capuletos y los Montescos con las familias políticas, pero ni tan siquiera quizá te atrevas a acercarte por la vergüenza, el temor o la reprimenda que te esperará. 

Al final, sin darte cuenta vas sumando y te das cuenta de que todas las parejas del mundo también reúnen esos toques de locura necesarios. Esos momentos, lugares y frases compartidas. Esas características hacen que verdaderamente tu amor tampoco sea de este planeta, pues nadie podrá nunca llegar a entenderlo. Y cuando vuelves a juntarte con esa persona, te darás cuenta de que estás mezclando una rutina que adoras consistente en dormir juntos, visitar lugares ya vistos y volver a maravillarte con su sonrisa, con otros que tienen bastante de novedosos como nuevos viajes, lugares o anécdotas.

Y todo ello, fervientes lectores de este blog, se va acumulando en el gran libro de vuestra historia. Y vas entendiendo que no todo tiene que ser como en las grandes historias de amor. Que a lo mejor, si Romeo y Julieta te vieran comenzarían a sentir envidia de lo que tú tienes. Porque aún podremos juzgar si una relación es mejor o peor, pero quienes realmente lo saben son los que la forman. Si queréis mi consejo: vivid cada momento, esperad ansiosos cada reencuentro y después detened el tiempo. 







Hasta la próxima amig@s :D

martes, 3 de febrero de 2015

UnidosVsMagisterio

Hace unos días, Twitter despertaba con un hashtag llamado UnidosVsMagisterio. El paso de los días me ha ayudado a reflexionar un poco más acerca de todo lo que esta afrenta significaba para los futuros maestros.

Y es que, muchas personas veían en este hashtag la oportunidad para criticar los estudios que se ofrecen a los futuros maestros tachando sus asignaturas de demasiado sencillas y a la carrera de nido de vagos y personas que están ahí porque no tienen nota para hacer otra cosa. Por su parte, otros muchos defendían que la mayoría están ahí por vocación y que los contenidos son sencillos pues se corresponden a los que debemos transferir a los alumnos. En fin, un debate infundado en prejuicios y verdades a medias de uno y otro bando.

Sinceramente, la mayor de las conclusiones que podría hacer en relación a esta trifulca que tuvo gran repercusión tiene relación con la poca importancia que se otorga a la Educación en nuestro país. Y es que, de ser ésta una de las mejores carreras posibles, este debate resultaría estéril, carente de sentido. Desgraciadamente, la carrera que curso se ve como algo demasiado fácil, llena de gente sin vocación que la cursa porque es asequible y otorga un título universitario. Pero he aquí el primer fallo, ¿por qué cuestionar desde fuera una única carrera cuando todo el sistema educativo español está fallando?, ¿por qué cuestionar qué personas merecen estudiar una u otra cosa y cuáles son las más válidas?, ¿acaso una mayor nota de corte va a garantizar que yo sepa transferir mejor mis conocimientos en mi alumnado?.

Todas esas preguntas se pasan por alto cuando pude observar, con gran estupor, como unos y otros, defensores y detractores de mi carrera universitaria, se tiraban trastos a la cabeza. Y si bien siempre he pensado que esta carrera es demasiado sencilla y debería incluir a los mejores posibles, considero que, por esa regla de tres, deberíamos pretender los mejores médicos, químicos, veterinarios, ingenieros... y esas carreras nunca se han cuestionado. Lo que me lleva a preguntarme, ¿por qué tanta fijación con el Magisterio?, ¿quiénes son los mejores profesores posibles?. 

Evidentemente, no voy a ser yo quien defienda lo indefendible. Está claro que mucha otra gente estudia más que nosotros, que tiene mayor cantidad de apuntes y que éstos son más complejos, pero nosotros no elegimos los contenidos impuestos. Ciertamente, tampoco necesitamos conocer contenidos que no vamos a poder aplicar en nuestras aulas, más allá de tener conocimientos de todo tipo que, tanto un profesor (aunque éstos en mayor medida) como otra persona cualquiera debería tener (lo que nos gusta llamar "cultura general"). A mí me gustaría observar un cambio en el que las asignaturas de nuestra titulación se tornaran más prácticas, se relacionaran más con el aula y nos permitieran conocer fórmulas para promover el aprendizaje del alumno. Pero cambios necesitan todas las titulaciones, no sólo esta. Y, en vez de cambiar para bien, lo hacemos para mal (véase la nueva ley 3+2, que debería ocupar de por sí una sola entrada). 

Yo quiero unos estudios en los que se cuente con los profesores para elaborar la guía académica. No quiero que la educación cambie cada vez que el gobierno de turno, sin atenerse a nadie, cambie una ley educativa haciendo que la Educación sea una herramienta populista en vez de algo de interés general.

Y cuando realmente crees que se te tiene poco en cuenta y que se te ridiculiza constantemente es cuando piensas si este país no está perdiendo un poco el rumbo intentando tumbar todo lo concerniente a la docencia. Piensas si realmente han sabido valorar el hecho de que, entre otros factores, un profesor les ayudó a estar ahí. Y sí, sé que la mayoría no criticarán la figura docente sino los pasos que hacen ser un mejor o peor docente, pero, para bien o para mal, todos ellos han seguido un proceso estudiantil que les ha hecho ser profesores. Mejores o peores, eso depende de la disposición de cada uno, de las ganas que tengan y no realmente de las asignaturas con las que han llegado hasta un aula. Porque lo que no podréis negarme es que, al acabar todo nuestro periplo universitario, pocas van a ser las cosas que recordaremos todos. Pero lo que sí que voy a recordar es el hecho de haber compartido 4 años de mi vida con personas que tenían verdadera vocación y que, a pesar de quejarnos de nuestro plan académico, hemos sabido valorar la importancia de educar bien a nuestros alumnos, de transmitirles enseñanzas y valores, y eso, señores, es misión de cada uno. Saber dónde estás y adónde quieres llegar. 

Mientras que no existan críticas constructivas se seguirá produciendo una disyuntiva entre sociedad-educación. Como futuro docente, no os lo tendré en cuenta, puesto que todos (me incluyo) necesitamos en este país una buena reeducación. Y con suerte, en el futuro y tras unos cambios necesarios no sólo en el Magisterio, podamos decir que efectivamente, un docente vuelve a constituir un pilar importantísimo en la sociedad.

Paciencia, que aún nos queda mucho España. 





Hasta la próxima amig@s :D

sábado, 24 de enero de 2015

¿Dónde reside la discapacidad?



Por favor, deteneos dos minutos a observar este vídeo. Se trata de un experimento que hicieron a padres e hijos. El cometido era muy sencillo: debían imitar aquellos gestos y caras que veían en el proyector. Todo tipo de personas (con sus características), muestra una mueca, un gesto... y los padres e hijos allí presentes debían imitarlo, con mayor o menor acierto. Pero, ¿qué ocurre cuando aparece la última niña?.

Los padres, de repente, dejan de imitarla. "¿Por qué?" preguntarán algunos. Quizá por respeto, pues piensen que no es algo correcto. Puede que piensen en las limitaciones que esta niña tiene y que, por ello, no sea digna de ser tratada de la misma forma que al resto de las personas observadas. Quizá piensen que el hecho de reproducir sus gestos sea visto como un insulto, como una mofa. Sea, como fuere, el caso es que la han tratado diferente al resto de las personas anteriores.

Primero de todo, me gustaría decir que probablemente, ante la misma situación, tampoco imitase a esa persona. Llamadlo educación, respeto o cobardía, o quizá trato diferenciado. Yo creo que es algo tan sencillo como que simplemente tenemos demasiado asumido que estas discapacidades o diferencias son las que hacen a esas personas "distintas", "especiales", pero no nos paramos a pensar que realmente todos somos diferentes.

Lo que más me choca de todo el vídeo es poder comprobar como los niños, privados de una educación o socialización que aún no les ha hecho comprender, por parte de los mayores, que esa chica es "especial" como nos gusta decir, imitan a esa chica pues, para ellos, no deja de ser una más y, como tal, digna de imitar como el resto de los que aparecen en el vídeo. 

¿Dónde reside la discapacidad pues?. Nos empeñamos en etiquetar a los demás como si realmente buscásemos aislar a otros, o diferenciarles de alguna manera, tratarles de forma distinta para hacer entender que realmente lo son, sin parar a pensar en que con estas etiquetas sólo estamos consiguiendo generar prejuicios en nosotros mismos. La actitud de los padres no es mala, pues están siendo respetuosos, pero el hecho es creer que, el hecho de respetar a todos y a todas haga que dejemos de tratar a esas personas como merecen, con un trato igualitario y cariñoso. 

Una vez más, deberíamos aprender a mirar con los ojos de los más pequeños. Aprendamos de ellos de vez en cuando.




Hasta la próxima amig@s :D