Qué mejor que comenzar mi entrada sobre el arte judío a través de un proverbio de dicha religión. Y es que, los judíos son la religión monoteísta que originó las otras dos grandes religiones: el cristianismo y el Islam. Y, sin embargo, su historia se ha llenado de tristeza y desolación. Pocos momentos de esplendor han vivido pues siempre se les ha tenido como aquellos que no vieron en Jesús al hijo de Dios, sino a un profeta más. Han sido perseguidos, han sufrido vejaciones... Y siempre, siempre, siempre se han recompuesto.
Su arte y construcciones probablemente hayan sentado la base de las demás religiones. Es por ello que debemos estarles muy agradecidos. Y debemos estarles muy agradecidos especialmente en nuestro país. Pues en España durante muchísimos siglos se vivió un intenso contacto entre las tres religiones. Qué mejor ciudad para corroborar este hecho que la capital manchega.
(Judería de Toledo. Imagen retocada. Original del folleto del Museo Sefardi, 2001)
Tras la conquista de la ciudad por Alfonso VI en el año 1085 la ciudad vivió un periodo de esplendor como ciudad de convivencia entre las 3 culturas de la Península: cristiana, judia y musulmana. En esta ciudad se erigió la Escuela de Traductores: un espacio de intercambio de textos científicos y literarios y traducción de los textos antiguos greco-latinos al hebreo, árabe y castellano.
Dentro de esta y otras ciudades, el barrio judío, o aljama, ocupaba toda la vida social de los judíos. En él desempeñaban todas sus acciones diarios. El centro del mismo, la sinagoga.
Las sinagogas podían ser de dos tipos: La bet haknéset, Casa de la Asamblea, constituía el lugar de agrupamiento no sólo con el fin de rezar sino también servía para escuchar resoluciones o presenciar juramentos. El otro tipo de sinagogas eran las bet hamidras las cuales se dedicaban a los estudios religiosos.
Se cree que la sinagoga se originó como consecuencia del exilio de los judíos de Babilonia, tras la destruccion del Templo de Salomón. Al habitar una nueva tierra necesitaron de un lugar de encuentro y rezo. Es en esta época cuando se estima surgieron los rabinos, o maestros, así como gran parte de sus festividades y horarios de oraciones.
Las sinagogas son simples y adaptadas a cada lugar, debido al hecho de que la comunidad judía se encuentra siempre muy dispersa por el mundo.
Pero, a pesar de la simpleza de sus templos estos deben contar con una serie de características como por ejemplo la presencia de un muro orientado hacia Jersusalén, para dirigir hacia dicha ciudad la oración, una zona exclusiva para las mujeres, otra para guardar rollos de la Torá y una bima o púlpito desde donde se dirige la ceremonia.
(Muro de las Lamentaciones. Imagen sacada de asiaviaje)
Quedan ya pocas sinagogas en nuestro país. Podríamos hablar de la de Córdoba o la de Toledo
(Sinagoga de Córdoba. Imagen sacada de olhanoaoeste)
(Sinagoga de Toledo. Imagen sacada de la web de turismo de C-LM)
Juderías, sinagogas, templos, estrellas de David... Son muchas de las construcciones que encontramos a lo largo de nuestro país y de los vestigios que durante siglos fue una religión importantísima en nuestro país.
Una religión de la que aprendimos mucho, pero no lo suficiente.
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