martes, 5 de marzo de 2013

A mi maestro...

Él me enseñó más de todo que la  misma vida.
Supo hacerme ver, lo que los ojos no ven,
supo hacerme oír, lo que las palabras no dicen.
Él me enseñó a pensar: en idas, y venidas,
en todo y en nada. Él sacó de mí,
desde mis hojas, hasta mis raíces.
La magia de los números, poemas de golondrinas,
el secreto de las flores, y del negro los matices.
El Duero, el Ebro, el Tajo, el Guadiana; y la plastilina;
el arrullo de la flauta, el futuro, los orígenes.
Me enseñó a amar, a entender,
a perdonar y a compartir,
a mis virtudes exaltar,
y a mis defectos corregir.
Soy lo que soy, porque alguien me enseñó a ser,
ya que tuve un maestro que me enseñó a vivir:
Que no sólo me enseñó qué es la vida,
sino que me enseñó a vivirla feliz.

 
Quería comenzar una nueva entrada con un poema de mi amigo Enrique que refleja un sentimiento de gratitud hacia la profesión que llevan a cabo los maestros en el aula. Y es que, por contra de lo que como futuros docentes nos gustaría, nuestra labor no goza del reconocimiento que antes tenía. No sé a qué se debe, no sé por qué hemos llegado hasta este punto, pero sí sé que no me gusta.
 
Antiguamente los profesores gozaban de una autoridad increíble. Podían hacer lo que quisieran en el aula, enseñaban sin que nadie les cuestionara qué castigos imponer o sin que les recriminaran su dureza para que sus alumnos aprendieran. La ley del profesor era la que dominaba en el aula y, tanto la sociedad como sus propios alumnos les tenían en buena estima a pesar de que sus métodos didácticos no eran los más adecuados.
 
Pero, a la par que este mundo se ha ido volviendo cada vez más loco y "moderno", la profesión docente y la sociedad en la que se desarrolla ha ido cambiando. Y es que, actualmente no es extraño encontrar un aula en la que el profesor ve como existen cortapisas que le impiden desarrollar su labor docente de la mejor manera que cree. Muchos padres cuestionan la capacidad del profesor para hacerse con la clase y, tristemente, muchas veces también lo hacen sus propios alumnos. Probablemente gran culpa de la situación actual la tengan los docentes, no lo sé. Quizá no han sabido adaptarse al nuevo contexto de aula y, ante una situación hostil reaccionan de mala manera. Tal vez los niños actuales tengan mucha sobervia y pocas ganas de trabajar o, quizá, sus padres se fien demasiado de sus palabras y excusas y, por no oirles, prefieren pasarle la patata caliente al docente volcando en ellos toda la responsabilidad de un proceso educativo del que también deben formar parte.
 
Y nosotros, como futuros docentes, nos encontramos ante esta sociedad tan cambiante. Ante una sociedad que ya nos ha relegado de aquel puesto de mando y autoridad que antiguamente teníamos. Y personalmente me gustaría que no fuera asi. Me gustaría que de una vez por todas cambiara esa mentalidad y tomáramos conciencia de la importancia de una buena educación para el desarrollo de todo un país. Me gustaría que de una vez por todas la gente dejara de ver esta carrera como algo para toda aquella gente que no tenía otra opción de estudio, se metió aquí por aquello del "pinta y colorea". Y también me gustaría que, al igual que ya hacemos, sigamos levantando bien alto la cabeza para defender esta profesión tan digna y que tanto nos apasiona, porque cuando somos capaces de sacar una sonrisa del alumno, un conocimiento bien asentado, cuando somos capaces de querer y que ellos nos quieran... la felicidad será tal que nos sentiremos grandes profesores y sabremos que todo ha valido la pena y que, aunque nos queda mucho por cambiar a nivel social, podremos conseguirlo.
 
Debemos promover un cambio en la sociedad y hacer que, como Enrique, toda una generación del mañana en nuestro país pueda decir que tuvo un maestro que le enseñó a vivir la vida feliz.
 
 
 
Queda mucho trabajo pero hacer, pero no será en balde. La recompensa es grande.
 
 
Pongámonos en movimiento.
 
 

2 comentarios:

  1. Cada día lo tengo más claro, cada día que pasa estoy más segura de que intentaré por todos los medios que mis hijos vayan a tu escuela y que tú seas su profesor, que tu les enseñes a ser fantásticas personas como lo eres tú.
    Quizá después de esto, aparezcan en un video como estos, claramente, nombrándote porque has marcado sus vidas.

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  2. Me ha encantado el poema de tu amigo! :)
    Me encanta tu blog, creo que vas a ser un "maestrillo" de 10, y lo estás demostrando día a día. ¡Enhorabuena!

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