martes, 8 de octubre de 2013

Lunes de Otoño

Sí, ha terminado el verano. Y de nada vale lamentarse por no poder disfrutar de esas tardes en las que nuestra mayor preocupación era sonreír o estar con los amigos. Ya da igual añorar las noches estrelladas en las Arribes, la figura del majestuoso castillo de mi pueblo o el aire puro que solemos respirar los afortunados que por allí tenemos nuestro pueblo, nuestra tierra. Se acabó la época de relajarse tomando una cerveza por las terrazas de esta capital tan hermosa y lo de vestir tirantes y pantalón corto tendrá que esperar para otro verano el cual, estoy seguro, todos recibiremos con los brazos abiertos.

Sin embargo, tampoco deseo que por el mero hecho de que el verano haya finalizado creamos que es la única época del año que merece la pena. ¿Acaso no echabais ya un poquito de menos eso de despertar en vuestra cama? ¿Despertarse pronto abrigado hasta el cuello y deseando que el tiempo se detenga para no tener que abandonar la cama y enfrentarse al frío de la mañana castellana? ¿Acaso no echabais de menos ver los árboles "cambiándose de ropa" o las aguas ampliando su margen como consecuencia de las lluvias? Esos lunes de rutina, esas clases matadoras que parecen que no tienen fin me parecen hasta algo necesario después de tanto tiempo de relax y de veraneo. Sí, ojalá el tiempo se detuviera cuando se acerca Septiembre. Pero estoy seguro de que tarde o temprano comenzaríamos a echar en falta la rutina, comenzaríamos a creer que los lunes no son tan malos como creemos porque, ¿qué son, en definitiva 5 días? De no ser por los lunes, ¿odiaríamos a los viernes? De no ser por el otoño o el invierno, ¿desearíamos tanto la llegada del verano? 

Parece que hay mucha gente que basa su felicidad en los fines de semana, en el verano, o en las fiestas de su pueblo. Y si vivimos para esas contadas ocasiones, ¿qué esperamos del resto del año? ¿Por qué no ver lo positivo de cada día? ¿Por qué no salir de casa cada mañana con una sonrisa y regalar dicha felicidad a los que nos rodean? Vivimos en un mundo carente de ellas y no debemos privar a los de nuestro alrededor de una de esas sonrisas que tanto gustan. No hay por qué esperar al viernes para sonreír. Hay que aprender a maravillarse con todo lo bueno que nos rodea, que es mucho.

Como bien decía Paulo Coelho:

Deja de pensar en la vida y resuélvete a vivirla.

Siempre hay un motivo por el que sonreír. 

Sé que estoy desvirtuando completamente mi blog. Aquí ya no se habla de arte, y desconozco si hay gente que me sigue leyendo, quiero pensar que sí. Y si se ha advertido un cambio en los contenidos que aquí expongo es porque considero que debemos mirar SIEMPRE el lado bueno de las cosas. Saber que no todo en la vida van a ser buenas acciones, buenas palabras, buenas compañías o buenos momentos en los que olvidarte de todo y sonreír.
Pero si de mayor consigo, como docente, hacer ver a mis alumnos que merece mucho más la pena sonreír en los malos momentos o cuando parece que no hay motivos para ello, consideraré que gran parte de mi labor docente se ha cumplido. Una parte mucho más importante que los conocimientos que en las áreas adquieran, le pese a quien le pese.

¡Disfrutad del otoño!




Hasta la próxima amigos :D



(Fotos propias: Parque de Valcuevo)

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