En todo país democrático, o eso nos hacen creer, los políticos que nos representan se eligen cada cierto tiempo. Pasados cuatro, cinco años... los que "mandan" vuelven a pasar por el filtro de la sociedad y somos nosotros los que les votamos, ¿atendiendo a qué criterios? Cada cual sabe los suyos. Yo de mis políticos espero saber estar, respeto, compromiso, lealtad , vocación, servicio público y, como no, educación. Y cada uno dispone de un amplio abanico de partidos y de caras que, en mayor o menor medida, van a velar por los intereses de su población.
Mucha gente, con el paso del tiempo, se va asqueando de los políticos que votaron pues sus compromisos no se cumplen o no están a la altura del cargo que ostentan. Muchos prometen proyectos y reformas irrealizables. Otros simplemente piden esfuerzos en forma de bajadas salariales o de derechos básicos atendiendo a las necesidades económicos del momento. Y lo menos que podemos pedirles es que esas reformas sean coherentes: es decir, que ellos también se aprieten el cinturón. Del mismo modo, y e ahí el tema que hoy me atañe, nos piden unos conocimientos de los que ni ellos mismos disfrutan.
Y es que, el pasado 7 de Septiembre se celebró en Buenos Aires la reunión del Comité Olímpico Internacional para decidir que ciudad acogería la XXXII edición de los Juegos Olímpicos de Verano del año 2020. Entre las candidatas, la capital de nuestra nación. Madrid se presentaba por cuarta vez (tercera consecutiva) a este evento de fama mundial y lo hacía con la firme convicción de que esta vez era la nuestra, de que a la tercera va la vencida. No entraré a valorar si los juegos eran merecidos (creo que sí) ni tampoco si nos saldrían rentables a los contribuyentes españoles (cosa que dudo después del gasto en infraestructuras y en intentarlo ya por tercera ocasión seguida). Lo que ha encendido las alarmas de todo el país fue el discurso de la alcaldesa de la capital española en el idioma de Shakespeare. Preparada para tal aparición, la citada alcaldesa pronunció un discurso algo cojo en pronunciación que sin embargo dejó clara la intención de la ciudad de acoger con los brazos abiertos a todo el que quisiera visitar Madrid para tal celebración. Y, cargada de memoria y sonrisas se dispuso a hablar en inglés, ya os digo nuevamente, algo forzada y evidentemente no todo lo bien que su puesto merece.
Hasta aquí todos de acuerdo. Fue un discurso mal pronunciado a los ojos de todos y bastante criticado en las redes sociales. Aún así, quiero decir que para una mujer que probablemente haga mucho tiempo (tal vez nunca) que no refresque su inglés el discurso no ha sido tan espantoso. También digo que la mayoría de nostros lo haríamos, si cabe, peor que ella. Quién sabe si la política idiomática en España no es la adecuada, quién sabe si somos vagos o ineptos de nacimiento, quizá sea la televisión que nos lo de todo doblado, masticadito para que no tengamos que pensar y así seguir apoltronándonos en el sillón sin darnos cuenta de que en este mundo tan globalizado no saber inglés es como ir a comprar el pan desnudo, una auténtica demencia.
Y mientras, parece que nos alegramos, vamos por el mundo sin saber ni papa de inglés en la mayoría de países este idioma es algo vital. No creo que la culpa sea de que en la Educación Primaria haya pocas horas de dicho idioma cuando la mayoría de las asignaturas se dan en inglés (otro error que nunca concebiré) sino más bien en la mentalidad nacional. Bien que nos reíamos cuando de pequeños veíamos cine de Barrio con nuestros abuelos del típico viejillo que llegaba a la ciudad y se encontraba dando tumbos sin conocer nada ni a nadie, y no nos damos cuenta de que, cuando por la calle nos hablan en inglés, por, mismamente una dirección, apenas sabemos gesticular y pronunciar palabras (la mayoría de ellas mal pronunciadas y en un "spaninglis" que asusta). He estado este fin de semana en Aveiro (Portugal) y era asombroso cómo hablando castellano todo el mundo te entendía y te contestaba en tu propia lengua. ¡Vergüenza nos daría ir después diciendo que es un país atrasado como tanto nos gusta afirmar en España!
¿Quién tiene la culpa de todo esto? ¿La escuela? ¿La televisión? ¿Los políticos? Quizá estos últimos, por respeto a nosotros y todo lo que nos exigen hoy en dia (B1-B2-First...) deberían tener la decencia de conocer un poco más aquello que consideran tan vital para nuestro desarrollo. Explicar sino, como futuros docentes, por qué los políticos que nos representan, los que debían ser la voz de España, los que dan la cara en el exterior, no son capaces de hablar con soltura un idioma que en la escuela se considera tan básico. Aún así, buen intento por parte de la señora Botella, espero, como futuro docente que confía en la educación, siga mejorando con el inglés para que la gente no vuelva a criticar discursos que, con el cargo que ostenta, debería tener más pulidos. Bastante más.
Hasta la próxima amigos :D
De nuevo objetivo, pues es ahí donde reside al fin y al cabo la crítica. Espero que todos aquellos que critican o que defienden a la señora Botella en este sentido por aspectos políticos, se den cuenta de que estas quejas y comentarios (aquellos que se hacen desde la educación) no son contrarios ni a su persona, ni a la del Partido Popular, sino a la maraña política suprema de incompetencia que unos tanto defienden y otros tantos atacan.
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