Aún recuerdo con añoranza mis años de colegio. Esas carreras que me echaba con los amigos por los patios, esos partidos en la pista del barrio, esos pilla-pilla en el parque o lo agusto que se estaba disfrutando de un "stop" con tus compañeros. Hoy en día, en cambio, esos juegos han dejado de tener la importancia que nosotros, de pequeños, le dábamos. Esa importancia que como profesores, también debemos darle. Eso, hoy en día a pocos le parece un tema digno de preocupación.
Y es que, parece que hoy en día lo que prima es lo fácil, lo sencillo, lo que menos cuesta, lo que da más beneficio con el menor esfuerzo posible. Amparándonos en esto nos permitimos el lujo de tener multitud de pizarras digitales en los colegios, de televisiones en las casas, de consolas y maquinitas para que los alumnos estén entretenidos y no den el coñazo, para que no nos digan machacantemente que hacer los deberes les aburre, que prefieren ver la tele a jugar al fútbol en la calle o que Matemáticas es un rollo porque no implica jugar. Nos hemos acostumbrado, como sociedad avanzada que nos creemos, a darle todo masticadito a los alumnos. Nos parece de otro tiempo estudiar por el libro de texto o hacer leer libros de la biblioteca cuando en internet los encuentran. Es muy costoso organizar toda una Unidad Didáctica y por ello nos ayudamos de la pizarra digital para que resuelva las dudas de nuestros alumnos pero no nos damos cuenta de que las dudas hemos de resolverlas nosotros, los docentes.
Ahora parece lo normal, cuando no debería ser así, encontrarnos con más niños encerrados en su casa frente a la televisión que en el parque disfrutando con sus amigos. Nos parece un crimen que nuestro hijo llegue con muchos deberes a casa y no pueda jugar a su consola o ver su serie favorita, en muchos casos, por cierto, no apropiada para su edad. Pero lo que realmente nos debería preocupar es saber que no estamos haciendo todo lo posible por procurar la mejor educación posible a esos niños si a lo único que aspiran diariamente es a ir a clase como un mero entretenimiento para después estar en su casa pasando la tarde frente a la "caja tonta", como le gusta decir a nuestros antepasados.
¿Por qué no educar a nuestros pequeños de otra manera? Creo que es por todos sabido que los métodos que se han seguido durante los últimos años no han sido los más adecuados. De hecho, a base de pizarras digitales, ejercicios interactivos, series que poco enseñan, juegos que atontan o tantas y tantas extraescolares que lo que más bien intentan demostrar es que los padres no saben qué hacer con sus hijos, poco hemos conseguido. Hemos conseguido, por ejemplo, ser la vergüenza de el mundo en tantos y tantos informes PISA. Hemos conseguido llegar a ver casos de acoso a profesores, a propios compañeros, de faltas de educación y respeto inadmisibles... Y SOLAMENTE SE TRATA DE NIÑOS. Unos niños que están reflejando lo mal que se hacen las cosas actualmente.
Y no nos basta con intentar suplir las carencias del sistema en base a mejores profesores, más horas de lectura o canales de televisión más didácticos. Lo que tenemos que procurar, entre todos, es no caer en el error de creer que sobreprotegiéndolos, haciéndoles las cosas mucho más fáciles, exponiéndolos a programas de televisión, juegos de ordenador o más horas extraescolares, les estamos haciendo un favor. Personalmente, opino que no. Creo que nuestros pequeños tienen que saber que el colegio les estamos preparando para enfrentarse a la sociedad, para vivir en ella de forma humilde, social, esforzándose, trabajando codo con codo. ¿Cómo es posible inculcar todo esto en el aula y que después no sean capaces de jugar con sus amigos porque prefieren la consola? ¿Por qué dejarles ver programas poco apropiados en vez de jugar con ellos? Parece que no queremos educarlos. O peor, parece que preferimos que lo haga otro, dejándolo en manos de la televisión o de 3 ó 4 aparatos tecnológicos que poco tienen que ver con lo que realmente es beneficioso para el niño.
No sé si se está entendiendo lo que quiero decir. La libertad de escritura que este blog me proporciona me hace irme por otros derroteros y no centrarme en el tema en cuestión pero creo que necesitamos un cambio. Debemos reflexionar, y yo no digo que haya que acabar con la telebasura, con las pizarras digitales o con las consolas. Sólo digo que debemos imprimir la mayor ilusión del mundo en la educación de nuestros hijos/alumnos/primos/sobrinos, porque si reculamos y aceptamos como norma el mínimo esfuerzo, la codicia, el egoísmo, la soledad, estaremos tirando por la borda la oportunidad de educar a un niño cuyo futuro no va a ser frente a la televisión de su casa o en el mundo de fantasía que la consola desarrolla, sino en una clase, en una ciudad, ante la que, por desconocimiento, se va a encontrar huérfano.
Como afirmaba Louis Pasteur: NO LE EVITÉIS A VUESTROS HIJOS LAS DIFICULTADES DE LA VIDA, ENSEÑADLES MÁS BIEN A SUPERARLAS
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